Consciente de que el fútbol era su pasión y de que tenía unas cualidades que le podían llevar a ganarse la vida con el balón, Niño ya tuvo un preparador físico en el Atlético Sanluqueño, pero obviamente sabía que trabajar en una cantera de máximo nivel podía ser muy distinto. El Atlético se movió más rápido que nadie, mostró más interés que nadie y Niño apostó fuerte por perseguir su sueño.